domingo, 6 de diciembre de 2009

Tristeza y enfado

El otro día me he percatado de un hecho del que nunca me había dado cuenta: El enfado es acumulativo y la tristeza no. Sé que puede parecer un dato poco importante, pero yo creo sinceramente que no. Me explico:

Teoría 1: La primera vez que algo te da pena, te apena más que la segunda, tercera o siguiente número correlativo vez que te pasa.
Ej: La primera vez que ves una película de llorar lloras más que las siguientes veces que ves la misma película.

Teoría 2: La primera vez que algo te enfada, te enfada menos que la segunda, tecera o siguiente número correlativo vez que te pasa.
Ej: La primera vez que ves a un político en la tele, te enfadas. En un mes de verlo\a en la tele piensas en el asesinato

El problema es que estas dos emociones muchas veces van unidas en un mismo hecho que a la vez te entristece y enfada (A partir de ahora "Hecho entrisfadador"). Esto lleva, por lo tanto, a la:

Teoría 3: la primera vez que ocurre un hecho entrisfadador te apena más que te enfada, pero al ir disminuyendo la tristeza y aumentando el enfado, ese mismo hecho entrisfadador las sucesivas veces que aparezca irá produciendo mayor enfado y menor tristeza.
Ej: La primera vez que una persona te engaña, produce una gran tristeza por el desengaño y, posteriormente, algo de enfado. Si esa persona te miente más veces, la tristeza casi desaparece y el enfado aumenta (Aumentando además de forma paralela por el saber que le da igual decepcionarte y enfadarte). La vez 10 que te mienta, si no es una persona a la que quieres mucho, la mandas a tomar por culo (En lenguaje científico, a practicar sexo anal a forma de receptor)

Y esto pasa con amigos, partidos políticos, religiones, instituciones, equipos deportivos... (La primera vez que tu equipo juega como el culo sales del estadio triste, la cuarta vez pegando voces)

Esto me ha llevado a la siguiente

Conclusión: Cuanta más experiencia vital tienes, más fácil es que te cabrees y menos que te entristezcas, porque ya has vivido diversas situacionos entrisfadadoras. Por eso los jóvenes son fans de crepúsculo y los jubilados de enfadarse.

Y esta es mi tesis con la que pretendo conseguir el doctorado en Ornitología y Papiroflexia. Si eso otro día trato de explicar qué le ocurre a la gente que deja comentarios en los periódicos virtuales (Se resume en : Follan poco)

10 comentarios:

Laura PD dijo...

Me temo que tu teoría nunca alcanzará el rango de ley universal. En mi caso mi capacidad de entristecerme es infinita, y siempre mi tristeza es mayor que mi enfado. Normalmente las cosas que enfadan a otros a mí me deprimen. Mi tristeza es acumulativa también, aunque es cierto que su límite es no sentir nada, lo cuál es casi peor que sentir enfado o tristeza o ambos. Luego vuelta a empezar hasta que acabas preguntándote para qué, si: a) Obviamente no sirve de nada estar triste b) normalmente nadie va a entender o tratar de aliviar tu tristeza c) no menos importante que a y b, el resto de la humanidad, y más aún, la gente (poca o mucha) que nos importa también tiene sentimientos, se entristece, se enfada, etc... y aunque al angustiado en ocasiones pueda parecer que le importa un bledo lo que suceda alrededor, lo cierto es que a menudo se acaba haciendo el esfuerzo de fingir felicidad o "convertirse" en feliz para no joder al de al lado.

Fernando dijo...

Parece que me lee el pensamiento señor Ontiveros. Ayer mismo estaba yo comentando la teoría de por qué los viejos están todo el día enfadados por cualquier gilipollez, con esto ya me queda todo más claro.

PD.- Tu señora está haciendo el esfuerzo de fingir felicidad para que tu estés contento. Tienes que invitarla a cenar esta misma noche sin más dilación y hacerla más feliz.

Laura PD dijo...

Huys, no, si yo soy feliz y Mon me cuida mucho. La tristeza es sólo a ratos y normalmente no hay que fingir.

MIGUELo dijo...

¿El abuelo de Heidi no tiene experiencia vital entonces? ¿Ni Don Pimpón?

Dr.Lemur dijo...

El abuelo de Heidi tenía fama de cabrón en el pueblo, y de tipo cabreado. Y Don Pimpón, como bien sabes, era un cabronazo metido en asuntos muy turbios con el Maharajá de Kapultala

MIGUELo dijo...

El abuelo de Heidi, Víctor de ahora en adelante, era buena peña tío, vivía en la montaña, con Niebla, Copito de Nieve a la que ordeñaba para hacer productos lácteos y jerseys de lana, ¿qué más le puedes pedir?

Don Pimpón era turbio, pero hacía feliz a la gente.

Carmen dijo...

si pudiera anexar tu teoría, señor mon, y buscando soluciones a los hechos entrisfadadores, diría que "casi" prefiero a los viejos, que están más enfadados que entristecidos que a los jóvenes, que se entristecen más que se enfadan. Me explico, la tristeza es pasiva, sin embargo el enfado implica agitación, movimiento. Por tanto los viejos deberían de luchar contra lo que les enfada para cambiar el hecho entrisfadador... y he aquí donde mi teoría se desmonta ¿no se supone que son más revolucionarios los jóvenes que los viejos? Qué lio, qué lio... no lo tengo claro

guardiola dijo...

Que se lo digan a Fernando Fernan Gomez.
Creo que es mera supervivencia: mejor protestar que languidecer.
De todas formas lo mas sano es intentar ser feliz.
Mañana actualizaré vuelvo a la blogfera.
Os veo this Finde.

Laura PD dijo...

No has actualizado desde que te entrisfadaste, ya va siendo hora, un post basado en el entrisfadamiento no puede ser el último!
Aquí abajo pone que verifique pretrar, mola pretrar... El milenarismo va a pretraaarrr!

Anónimo dijo...

la tristeza y el enfado son volver a perder lo que has perdido.
Es un camino "parecido" pero sin salida.
Es un ventilador de la dureza y un DVD de emociones enchufadas al lector de un dintel transeunte cuya blancura es una voz que ya no pinta y con flores cuyo olor ya no mueven.