miércoles, 30 de abril de 2008
Driving me nuts
Siempre creí que no iba a gustarme conducir (A no ser un mustang rojo descapotable del 64 cubierto de arena del desierto de Nevada con dos volantes, uno para Guardi y otro para mí), pero resulta que no sólo me gusta, sino que me gusta mucho. Eso sí, me gusta conducir sólo en mi coche, con suficiente música y por carreteras que no conozca y con poco tráfico, a mi ritmo. Pero bueno, conducir en general no me disgusta. Sin embargo, hay una cosa que me llama la atención, y supongo que a todo conductor en carretera: Todo el mundo es gilipollas menos yo. Los que van más despacio que yo son unos gilipollas que van demasiado despacio. Los que van más rápido son unos gilipollas y unos sobraos que se van a matar. Supongo que hay gente que no es gilipollas, es decir, que va a la misma velocidad que yo. Pero como van a la misma velocidad que yo, no nos encontramos en la carretera. Deberían ponerlo en los carteles de la DGT: " Recuerda, conducir convierte a todo el mundo en gilipollas menos tú".
Por cierto, con la cantidad de gente que me adelanta siempre que voy por carretera, creo que han pensado tantas veces que soy un gilipollas que ahora mismo podría ser árbitro y no traumatizarme ni pitándole un penalty a favor del Barça en el Bernabeu.
jueves, 24 de abril de 2008
Reflexiones sobre el negro (Back in Black)
Cuando era pequeñino y viajaba por la noche me pasaba el viaje mirando por la ventana. Intentaba adivinar si los árboles por la noche son grises o yo no podía ver su color verde porque no había luz. Una vez que crecí y aprendí lo básico sobre la luz, descubrí que la opción correcta era la que me parecía más ilógica, es decir, que cuando no hay luz todo es negro porque no hay luz que reflejar. Así pues, el negro es el único color que comparte absolutamente todo lo que existe y no tiene luz propia, incluidos nosotros. Por eso me gusta el negro
En las culturas occidentales siempre se han considerado símbolos del bien la luz y el color blanco, lo que me parece paradójico. Si suponemos que la luz es la representación del bien, el blanco sería la representación de lo que rechaza el bien, ya que un objeto blanco refleja toda la luz que le alcanza. Sin embargo, un objeto que expuesto a la luz se ve negro, está absorbiendo toda esa representación del bien sin rechazar nada. Entonces, ¿Por qué los malos visten de negro y los buenos de blanco? Desde los Jedis y Darth Vader a Gandalf y Sauron. Es más, lo primero que hace Saruman al volverse “malo” es dejar de vestir de blanco. Por eso también me gusta el negro. Pero sobretodo me gusta porque es bonito y adelgaza.
Mi consejo para buenos y malos de hoy es éste: Probad el gris, creo que rechazar todo lo que te toca es tan malo como no rechazar nada. O mejor aun, probad los vaqueros, que son mucho más sufridos.
jueves, 17 de abril de 2008
Hypnos
sábado, 12 de abril de 2008
Si se te ve en la cara...
sábado, 5 de abril de 2008
Chema y Espinete
Últimamente he visto en televisión, leído en periódicos e incluso en el blog de D. Miguel Guardiola la famosa noticia del tipo que se destrozó el pene manteniendo relaciones sexuales con un erizo.Esto ha traído a mi anciana memoria algo que leí en algún momento de estos últimos dos años, aprox.
¿Sabíais que Chelo Vivares, la actriz que estaba dentro de Espinete (Y que por cierto, ahora se dedica a hacer doblaje en los Simpson, haciendo entre otras la voz de uno de mis personajes favoritos, Ralph Wiggum) y Juan Sánchez, que hacía de Chema, están casados?
Desde que me enteré, la frase " Cariño, ¿Por qué no te pones el disfraz esta noche?" aparece en una pesadilla que tengo a menudo, y siempre que oigo hablar de sexo con erizos (Conversación muy común, por otra parte) mi mente coloca la tórrida escena en una panadería enharinada por doquier
miércoles, 2 de abril de 2008
Ladrones de besos
Ser ladrón de besos no es fácil. Robar un beso es un arte delicado y sutil, mucho más difícil que besar en general. Robar un beso no es simplemente besar a alguien que no se lo espera, ni mucho menos a alguien que no lo desea, eso es violar una boca y, pese a lo que digan algunos jueces, toda violación es indigna y condenable. El beso robado de verdad es el beso que dos personas quieren darse aunque sólo una lo pueda aceptar exteriormente, debe darse en un momento inesperado y es un objetivo en sí, no como otros besos que sólo son un camino. Yo, por supuesto, soy un gran admirador de los verdaderos ladrones (y ladronas) de besos, pero por mi condición de cobarde me da miedo acabar en la cárcel del desprecio. Aun así, continuaré practicando. Un beso